sábado, 29 de enero de 2022

¡LOS SUEÑOS SI SE CUMPLEN!

 


Valledupar 29 de enero de 2022.

Hoy homenaje a un juntero: Perseverante, incansable, luchador, operador de equipos mineros, ahh… y a la edad de 55 años logra hacer realidad su sueño de toda la vida: convertirse en profesional, se graduó de ABOGADO.

Desde muy niño añoraba ser alguien en la vida, ir a la universidad y convertirme en un gran profesional; me gustaban dos profesiones la de Comunicador Social(Periodista)o la de Derecho, ser Abogado me entusiasmaba y como me lo han dicho varios familiares y amigos solo me faltaba el diploma, pues desde temprana edad defendía mis posiciones y aplicaba la porfía y las discusiones sanas para defender mis postulados.

Cuando termine mi bachillerato en el año de 1984 en el Colegio El Carmelo de Sanjuán del Cesar La Guajira me encontraba a la expectativa de qué iba hacer con mi vida, pues los medios económicos de mis padres no eran los suficientes para mandarme a estudiar, más aún cuando en Riohacha La Guajira o en Valledupar Cesar, capitales de Departamentos más cercanas a mi lugar de residencia no existían las facultades que me gustaban; es por ello que aprovechando la visita que hicieron mis tíos Pedro Ángel Daza Mendoza y Berenice Flores García junto a mis padres les expuse mis anhelos de convertirme en una persona útil a la sociedad; como siempre ha sido mi tío generoso y solidario me ofreció alojamiento en su casa en Valledupar y que podía trabajar en su colegio haciendo diferentes actividades antes de iniciar las labores académicas como pinturas a tableros, a pupitres, etc y fue más allá, cuando se iniciaron las clases me dijo que podría atender uno de los quioscos que existían en el colegio y que hacían las veces de cooperativas escolares, comentaba “mientras te ayudamos a conseguir algo mejor o inicias tus estudios universitarios ahí tienes chamba”.

Así sucedió, trabajé junto a mi primo hermano Marco Tulio en los inicios del gran Gimnasio del Norte y me sentí contento pues en mi querido terruño no existían fuentes de trabajo ni opciones mejores para salir adelante en la vida.

Al poco tiempo una hermana de mi tía Bere (Betty Flores García) me entregó un formulario de solicitud de empleo para la primera Súper Tiendas Olímpica que llegaría a Valledupar (Olímpica de la Ceiba), lo diligencié, realicé los exámenes y entrevistas de rigor y al poco tiempo ingresé a dicha tienda como surtidor de verduras, fue una experiencia agradable pues me sentía feliz de haber conseguido empleo tan rápido, gracias al apoyo e impulso de mis tíos Pedro y Bere.

Tenía aproximadamente 2 meses de estar laborando en este duro pero digno trabajo y ambicionaba algo mejor, rogaba a Dios me ayudara a conseguir algo donde la remuneración fuera superior para ahorrar y hacerme un profesional como era mi meta.

En un descanso de mis extenuantes jornadas, lidiando tomates, cebollas y todas las verduras que pone a disposición esta Súper Tienda a sus clientes, decidí ir a visitar a mis padres a La Junta – La Guajira; le comenté a mi padre mis actividades actuales y él me dice: “hijo, usted verá si decide continuar en ese oficio de lidiar con cebollines y ajos, acá esta su casa a la orden siempre para usted, merece algo mejor” lo afirmó con propiedad.

Mi querida hermana María Elena que trabajaba en el colegio Hugues Manuel Lacouture de La Junta, mi tierra, casualmente iba para Riohacha a llevar un informe pues se desempeñaba como pagadora en dicho colegio y me invita a que la acompañé junto a su esposo Álvaro Araujo quien la iba a llevar en su vehículo, me entusiasmé pues solo había ido una vez en mi vida a Riohacha cuando terminé mis estudios de primaria a una excursión con mis compañeros y mi profesor Próspero Daza; ese viaje representó el cambio de mi vida pues cuando pasábamos por el municipio de Barrancas – La Guajira, observamos que había una fila enorme de jóvenes, le comenté a mi cuñado Varo: “detente un momento para preguntar qué están ofreciendo ahí, debe ser algo bueno pues hay mucha gente”; un muchacho al que interrogué me dice: “acá están entregando los formularios para solicitar empleo en las minas del Cerrejón, si tienes la cédula ven y pide el tuyo, no exigen más nada”.

Mi hermana y su esposo al comentarles que me gustaría solicitar uno me dijeron enseguida: “claro Jose, entra a la fila que nosotros te esperamos” y así fue, a los 10 minutos ya contaba con aquel anhelado formulario, en Riohacha el tiempo que pensaba utilizar bañándome en el mar, mientras mi hermana realizaba sus diligencias en la gobernación lo dediqué a llenar dicha solicitud, cargaba una foto tamaño cédula en mi billetera, la pegué y de regreso nuevamente encontré la fila en Barrancas pero en esta oportunidad no para solicitarlo si no para ingresar el bendito formulario que partió en dos mi vida; antes y después de Cerrejón.Eso fue en el año de 1985, llegué a La Junta feliz contándole a mis queridos padres que había logrado solicitar y entregar el mismo día un formulario para solicitar trabajo en la empresa más grande de La Guajira en la que todos los jóvenes de la época añoraban trabajar, ellos se pusieron dichosos y compartieron mi alegría; “estoy segura que tú vas a trabajar en INTERCOR (así se llamaba la empresa que explotaba el carbón del Cerrejón), voy a orar por ello” me dijo mi madre y se cumplió.

Antes de ingresar a la empresa en el año 1985, se realizó un censo en Colombia y el director en el municipio de Valledupar, fue un gran pariente: Miguel Pallares Gutiérrez; la distinguida vecina querida: Mireya Gutiérrez Maestre esposa de mi primo Manuel Bolívar Daza consiguió 4 formularios y fue a decirme: “Jose, tengo 4 solicitudes de empleo y uno es tuyo, ¿te gustaría trabajar en el censo? Es que un sobrino mío es el director y quiere darles trabajo a 4 junteros”, le contesté “por supuesto que sí”, diligencié dicho documento junto a mi mejor amigo de infancia Harold Rodríguez, Carlos Alberto Daza Gutiérrez y Jaime Leandro Sierra, eso fue un jueves y el lunes estaba en Valledupar recibiendo un curso de inducción pues fui seleccionado como jefe de grupo para luego replicar mis conocimientos a los empadronadores mencionados.

Nos asignaron el corregimiento de Patillal – Cesar y su zona rural, fue una gratificante experiencia, nos alojamos en casa de Icha Corzo quien nos atendía como reyes.Una madrugada estando en Patillal, llega mi compadre Luis Rodríguez (Lucho el de la negra) en una motocicleta a buscarme, me tomó por sorpresa y hasta me asustó que a las 5 de la mañana llegaran solicitándome, me grita: “compadre Jose, mire lo que le traigo, le envía su mamá un marconigrama que se lo mandan de INTERCOR para que se presente a examen psicotécnico en el Hotel Iparú de Barrancas”, así sucedió, me presenté al examen y a los 3 días me volvieron a llamar a entrevista, luego a examen médico y el 12 de abril del año 1986 firmé contrato con esa empresa que se llamaba INTERCOR y que era filial de la multinacional Exxon Móvil.

Ahí comenzó mi nueva vida con un salario de $36.100 pesos que inicié, yo sentía que ese dinero se multiplicaba, ayudé a mi padre en su pequeña finca, él se transportaba en un asno y logré cambiárselo por un caballo, luego le compré un mulo, más tarde hasta una Toyota para comprar leche en la región logramos comprar. A la casa en La Junta le hice mejoras y quincenalmente le hacía un mercado a mi adorada madre que con la sola mirada de felicidad que ponía cuando llegaba me pagaba y me hacía sentir regocijado.

Pues bien, los momentos de afujías económicas se superaron y gracias a Dios permanecí 35 años en esta gran empresa de explotación carbonífera; fui operador de camión, de tractor de llantas, de tanquero, de traíllas, operador de una base de comunicaciones por 3 años (Base 11), supervisor encargado y culminé mi etapa operando una motoniveladora.

En próxima oportunidad podría escribir una o varias crónicas sobre mi paso por Cerrejón o mejor un libro porque anécdotas y experiencias si tengo por montones a lo largo de esos 35 fructíferos años.Pues bien, 5 años antes de salir de Carbones del Cerrejón recordé que tenía una deuda conmigo mismo, un sueño que no había hecho realidad. En una ocasión casi renuncio para irme a estudiar, pero un consejo oportuno de mi primo Jaime Araujo Cuello en unas vacaciones que lo visité en la capital del pais donde recide me hizo desistir de dicha intención en aquel momento.

Me di cuenta que muchos compañeros se habían hecho profesionales aun trabajando y tomé la gran decisión de hacerlo pues si otros habían podido trabajar y estudiar al tiempo yo también seguro que sería capaz.

Encabecé a un grupo de trabajadores de Cerrejón y Drummond y realizamos la solicitud a mi gran Universidad del Areandina sede Valledupar para que nos cuadraran un horario especial los fines de semana algo que parecía imposible, pero luego de reuniones con directivos de esta alma mater nos aprobaron la solicitud e iniciamos nuestros estudios universitarios en febrero del año 2015; este 28 de enero del año 2022 después de muchos desvelos, trasnochos y obstáculos de toda índole recibo mi diploma como abogado, profesional en Derecho es por esto que digo a boca llena que: “LOS SUEÑOS SI SE CUMPLEN” ya gracias a Dios, a mi familia, a mi empresa, a mi cooperativa y a mis compañeros de lucha hice realidad MI SUEÑO, por tal motivo estoy feliz, feliz muy feliz.





Escribió :

BLOG DEL AUTOR: JOSE JAIME DAZA HINOJOSA

“El Juntero Futurista”

1 comentario:

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