Leandro Sierra Acosta "Leandrito" |
Mi crónica Sabatina
Por Jose Jaime Daza Hinojosa
Desde niño tuve la oportunidad de conocer al gran Leandrito Sierra, más conocido a nivel nacional e internacional como el médico del pueblo, pseudónimo este que le colocó nuestro cacique de La Junta Diomedes Díaz. Primo de mi mamá, y muy allegado a mi casa, fuimos vecinos toda la vida, además, con mi papá tenía una gran amistad, él hacía parte del congrecito, que se reunían todas las tarde en mi residencia a debatir todos los temas de actualidad y a saborear una buena taza de café que mi adorada madre preparaba con mucha exquisitez.
Yo era testigo de la gran cantidad de personas que llegaban a su casa en busca de encontrar remedio para cualquier problema de salud que se les presentara, llegaba gente de Patillal, Carrizal, La Peña, Lagunita, Los Haticos, Badillo, Potrerito y de todos los pueblos al rededor de La Junta; también llegaban indígenas. El médico del pueblo era picarezco y mamador de gallo, cuando se tomaba sus tragos utilizaba muchas frases que a todos nos hacían reír, por ejemplo: “públicamente!”, “Jiédale a quién le jediere”, “tengo una juma de 7 pisos nomejoñe”,“diablo feo de gustáme”-cuando se tomaba un trago de aguardiente o Whisky, cuando salió la costeñita y la clarita, decía jocosamente: “a mí no me brinden esa botellita de juego, yo quiero es una garrapiño” para decir que quería una cerveza Águila.
En una ocasión un compañero de trabajo de San Juan Del Cesar vino exclusivamente a conocerlo, ya que era fanático de Diomedes y quería saludar al gran médico del pueblo, pero se encontró al señor Leandro en temple y lo recibió con un apretón de mano muy fuerte y una de sus expresiones picarescas: “ajá y ahora qué? Ya me conocíte, nomejoñe, yo estoy ocupao, estoy bebiendo y no tengo tiempo para pendejadas” jajaja, así la pasaba él, muchos se reían y otros se disgustaban; en una ocasión invitó a mi papá, al primo Manuel Bolivar Daza, al Sr Absalón Ariza, a Alvarito Araujo, a mi tío Poncho Hinojosa y a otros más a comerse un sancocho de gallina criolla a su finca “las ahuyamas” ubicada entre La Peña y Lagunita y cuando terminaron de almorzar, les dijo a los invitados “miren las plumas de las gallinas” y mostró fue los cueros de unas iguanas, pues sus amigos del Congrecito decían que ellos no comían iguana, y se armó la de Troya, pues mi papá y sus compañeros fueron al gallinero y tomaron al gallo y diez gallinas más y les torcieron el pescuezo diciendo: “bueno, ahora sí vamos a comer gallinas criollas con mampolón a bordo”.
Son de verdad muchas anécdotas que tengo del gran médico del pueblo, el era todo un personaje y cuando estaba bueno y sano, era muy serio y aplomado, más cuando se tomaba sus tragos, era chuzco, jocoso y le sacaba punta a todo, y gritaba alegremente: “estoy en 3/15 y no me cambio por nadie, nomejoñe”.
El pueblo de la junta acaba de perder a uno de sus mejores y más queridos hijos, por algo lo eligió durante 10 periodos concejal del partido conservador; es la oportunidad para darle a sus queridos hijos: Rica, Robe, Ferna, Jaime, La Nena, y al Cocho, mis apreciados primos mis más sinceras condolencias; paz en la tumba del gran médico del pueblo Leandrito, ya está en el cielo acompañado de su gran amor: La profesora María Teresa Gutierrez Maestre, del cacique Diomedes y de muchos miembros del congrecito del que hacía parte como uno de sus principales personajes.
Con orgullo les escribió:
José Jaime Daza Hinojosa
“El Juntero Futurista”.
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