El ambiente festivo y la romería que se formó en La Junta el miércoles pasado daba la sensación de ser el día de la Virgen del Carmen. Pero no, las dos mil personas que se congregaron alrededor del Colegio Nacionalizado Huges Manuel Lacouture llegaron a aclamar a su ídolo, Diomedes Dionisio Díaz Maestre, que recibía el título de bachiller Honoris Causa. Allí quedó plasmado lo que dice el cantautor en su canción... La Junta es un bello pueblo, a donde nació Diomedes, donde todo el mundo me quiere y me aclama cuando llego...
Por: ALVARO OVIEDO C. 7 de diciembre de 1993, 05:00 am
Ese día fue especial para Diomedes Díaz, pues además de graduarse de bachiller y recibir la aclamación de su fanaticada, también compartió la ceremonia con su hija Marena Rocío Díaz Sarmiento, cuya aspiración es estudiar odontología en Bogotá con el apoyo económico de su padre, y el médico del pueblo, Leandro Sierra Costa (Lendrito en las canciones del Cacique), que hacían parte de los 34 graduandos.
La ceremonia estaba programada para las 3 de la tarde en la sala múltiple Jorge Luis Toncel de la institución escolar. Pero, entre los dos mil asistentes (que vinieron de diferentes puntos de la Costa Atlántica) se paseaba el escepticismo, pues muchos apostaron que Diomedes no asistiría a su graduación.
El reloj marcó la hora señalada y a partir de ese momento comenzó a apoderarse de los junteros y visitantes la incertidumbre y la angustia, pues de todos es conocida la impuntualidad del popular cantante. Los graduandos adoptaron una posición: Si no viene, no nos graduamos .
Mientras tanto, las directivas del plantel corrían de un lado para otro, mostrando su preocupación sudando a chorros a pesar de que la tarde era fresca en La Junta, corregimiento de vida pastoril ubicado en el municipio guajiro de San Juan del Cesar.
La noche se apoderó del pueblo y Diomedes no aparecía. Un grupo de muchachos que se había desplazado desde Fonseca, ebrios y desilusionados abandonaron el plantel. Las caras se hicieron más largas.
Cuando los ánimos comenzaban a flaquear, como por arte de magia las cosas cambiaron. Diomedes Díaz, con un vestido de paño azul turquí, amplia sonrisa, dando la impresión de iluminar el lugar con el resplandor del diamante incrustado en su dentadura, arribó a las 7 de la noche al Colegio Hugues Manuel Lacouture.
Su presencia rompió con todas las reglas del protocolo, porque la multitud se avalanzó sobre él para abrazarlo y besarlo. Fueron insuficientes los agentes de la Policía Nacional y el grupo de soldados del Batallón Rondón para contener el frenesí de los simpatizantes del cantante.
Hubo necesidad de variar la programación del acto, debido a la invasión del aula múltiple y la imposibilidad de lograr compostura entre quienes aclamaban al ídolo. La entrega de los pergaminos se hizo en forma rápida, quedando relegados los discursos de despedida y la entrega de distinciones a estudiantes destacados.
Parco en sus declaraciones y visiblemente emocionado, el recién graduado sólo dijo que nunca pensó que llegaría a ser bachiller y por ello era el homenaje más glorificante hasta el momento recibido, además me compromete para seguir estudiando y seguir ayudando a mi pueblo (risas) .
Luego, vino una parranda en la que el compositor le cantó a su tierra hasta bien entrada la madrugada y se comprometió a ser más condescendiente con los medios de comunicación siempre y cuando sean objetivos.
No obstante a la alegría desbordante, hubo protestas por parte de muchos asistentes, especialmente de habitantes de La Junta que vieron crecer al artista, por la forma como sobreprotegieron a Diomedes Díaz un grupo de simpatizantes llegados desde Valledupar, quienes empujaron indiscriminadamente a los que querían acercársele a felicitarlo y a la vez entorpecieron la labor de la prensa invitada al evento.
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