José Jaime Daza Hinojosa Mi Crónica Sabatina | Valledupar 20 de Noviembre del 2021
Hoy homenaje a un Juntero: Cirujano Pediatra, Responsable, Humilde, Noble, Sencillo, Ejemplar, Paciente, Comprometido, ah……. Y su esposa Rosita da gracias a Dios todos los días, por haberle regalado un esposo tan Maravilloso!
DR ARMANDO JOSE DAZA HINOJOSA
Natural de La Junta La Guajira, su nacimiento se produjo un 5 de octubre del año 1956.
Sus Padres llevan por nombres: Laudelino Daza Mendoza y Dilia María Hinojosa Sierra; este ejemplar matrimonio trajo al mundo a cinco (5) hijos ellos son: Jairo de Jesús, Armando Jose, María Elena, Carmen Alicia, y el suscrito, el vejé: José Jaime Daza Hinojosa.
La infancia de mi invitado de hoy se desarrolló en su pueblo natal, gozando de las delicias de una niñez en un pueblo, llevaba junto a su hermano Jairo todos los días las vacas que su papá ordeñaba en el corral, el cual estaba ubicado en el traspatio de su casa en La Junta, por la tarde las iba a buscar a un potrero cercano que se llama “mazamorra”, algunas veces a pie, otras en burro; en temporadas de invierno le tocaba convivir con el riesgo de las crecientes del rio Santo Tomás, lo atravesaban por el pase de la despensa que llaman o por el cotopriz macho; en muchas ocasiones acompañó a su padre a la finca la esperanza, recuerda que llevaban panela y queso, a su papá nunca le faltaba el termo con café , era amante como ninguno de esta agradable bebida; en época de cosecha de mangos, comían esta fruta hasta saciarse y traían sacos llenos al pueblo, para regalar a la familia y también se rebuscaban vendiendo en la población, pues eran exquisitos y de muy buena calidad, la producción era abundante, existían varias clases, entre otras de hilacha, de azúcar, de rosa, mango largo, canime, mejor dicho, para todos los gustos, corto’ leña con su hermano mayor, en aquel tiempo no existían estufas a gas y se cocinaba con pura leña, en los alrededores de La Junta predominaba la madera de brazil, que es la preferida para hacer o juntar un buen fogón, algunas veces ordeñaban en la finca y hacían queso, el más sabroso queso que “Yo” he probado en mi vida, era suprema mente delicioso, en su punto caramelo, ni salado ni mucho menos desabrido.